Yo tengo un sueño. Un sueño en el que no sueño. O mejor dicho, en el que casi todos mis sueños son hermosos. En el que despierto y casi todo ha sido una pasajera pesadilla.
En ese sueño, duermo a pierna suelta y en él despierto descansado y repuesto. Respiro pausadamente y el aire fresco llena de vida mis pulmones. No hay contradicciones, mis ideas son claras y mis intenciones, precisas.
En ese despertar dentro de mi sueño, soy capaz de apartar de mí todo lo que me hace daño. En especial a las personas mezquinas, las que lo oscurecen todo.
En mi sueño, están los seres, los objetos y las circunstancias que yo prefiero, y cada día disfruto de su existencia.
La vida no es más fácil en mi sueño. Tan solo es como debería ser. Río cuando quiero reír y lloro cuando no queda otro remedio.
Una sola cosa es igual en mi sueño y en mi cotidiana realidad: tú. Llenándolo todo de único sentido, tú, mi sueño vivo.